Película ambientada en Rusia. Es sencilla es todos sus aspectos, pero su historia es llamativa, así que no necesita de mucha parafernalia para atraer al público. Trata de los obstáculos que tiene que atravesar un antiguo director de orquesta para poder volver al escenario junto con su antigua banda luego de muchos años de haber estado tras bambalinas (eso sonó impactante, no?, jeje). El director, Andrei Simoniovich Filipov, es una persona retraida, melancólica, y algo triste, pues se culpa de lo que sucedió con sus músicos tiempo atrás, y además guarda un gran secreto que poco a poco se va desarrollando hasta culminar en la ejecución del tan esperado concierto para violín de Tchaikovsky. Su amigo sasha no confia mucho en sus propias capacidades musicales para tocar el violonchelo, ya sea por el tiempo que ha pasado sin practicar o porque nunca ha sido tan virtuoso como otros, pero aun así apoya a su amigo Andrei a llevar la aventura hasta las últimas consecuencias. Y sus antiguos músicos, ahora dedicados a realizar cualquier tipo de actividades, toman la oportunidad del concierto, llevado a cabo en París, como un medio para lucrarse y dejar tirado a su antiguo director. Tanto así que no practican ni una vez antes del espectáculo. Pero en el último momento, deciden cumplir con su deber, y en medio de una respuesta inicial negativa por parte del público, se dejan extasiar por la magnífica interpretación de la solista, y hacen del concierto un hecho inolvidable.
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