Sabores de helado

Ramiro y Daniela llevaban caminando un buen rato. Como media hora, a buen ritmo, lo cual equivale a unas 20 cuadras. Estaba haciendo mucho calor, el cielo tenía pocas nubes, no había viento, y eran las 11:30 de la mañana. Daniela no aguantó más, y rompió su promesa, diciéndole a Ramiro "¿Quieres comer un helado?", con lo cual echaba por la borda tres meses de dieta baja en azúcar. Ramiro no lo pensó dos veces, "Mira, allí venden". Entraron a la tienda, y comenzaron a ver el refrigerador con los helados listos para ser servidos, analizando su color y el nombre en la etiqueta al lado de cada uno de ellos. De pronto sus miradas se quedaron posadas sobre uno de color rojo intenso: parecía que la punta de un dedo sobresalía un poco de él.

Pidieron dos de limón

Comentarios