Giros

Foto de Maria Teneva en Unsplash

En diciembre de este año acabaré materias de ingeniería en telecomunicaciones. Y si todo sale bien, en marzo será la ceremonia de graduación. Ya no representará lo mismo que cuando me gradué de ingeniería en mecatrónica, es como repetir una película: te gusta, pero ahora ya sabes la trama y tratas de buscar detalles que no viste anteriormente, pero la emoción no llega a esos niveles de la primera oportunidad.

Cuando acabé ingeniería en mecatrónica, no pensé ni medité demasiado acerca de lo que iba a hacer a continuación, ya que prácticamente estaba definido: seguiría estudiando un tiempo más (¡cuatro años!) ingeniería en telecomunicaciones, sería presidente de la rama estudiantil IEEE de mi universidad (Militar Nueva Granada), y si los planes ocurrían como fríamente los había calculado, trabajaría al menos un año como asistente de investigación. Y efectivamente, todo ocurrió así.

Sin embargo, ahora que se avecina un acontecimiento similar, ya no tengo las cosas tan claras. Ya no seré presidente de ninguna asociación estudiantil, ni tengo muchas intenciones de entrar a trabajar como asistente de investigación. Lo único seguro, al parecer, es seguir con esa femtoempresa llamada Kóndoro, que increíblemente ya va a cumplir dos años. Ya sabe caminar y tiene unos cuantos dientes. Ah, y balbucea una expresión: impresión 3D.

De vez en cuando pienso en mis otros posibles futuros, esos que seguramente los estarán viviendo mis otros yo en universos paralelos: uno será jugador de tenis, no habrá estudiado nada de manera oficial, y estará entre los primeros puestos de la ATP; otro participará en concursos de baile; otro será escritor; alguno será músico; otro médico; otro habrá estudiando ingeniería en otra universidad nacional, y otro en una universidad extranjera; y otro seguirá siendo asistente de investigación en mi universidad, y tal vez estará estudiando allí una maestría. Y alguno de estos últimos, ya estará en estos momentos iniciando un doctorado, seguramente en el extranjero.

Siempre que pienso en esos futuros alternos, me pregunto cómo rayos es que he llegado a esta versión de mi presente. Claro que me hubiera gustado vivir esas otras realidades, pero también me gusta, en parte (nada es perfecto), esta.

De hecho, he estado muchas veces tentado de renunciar a esta, mi realidad, y desviarme hacia alguna de las otras. Obviamente, ya no todas están disponibles, con el paso del tiempo se van reduciendo las vías de desvío. Pero entonces utilizo esa habilidad mía tan útil, que consiste en imaginarme como me sentiría si hiciera ese cambio, y me doy cuenta que no me sentiría tan genial como lo hubiera pensado, y que además, estaría arrepentido por haber abandonado lo que había logrado hasta ese momento sabiendo que aún tenía oportunidades que probar antes de lanzar la toalla.

Así me siento por estos días. ¿Sigo? ¿Hago un giro? ¿Cuáles son los posibles giros? Un giro sería comenzar a estudiar un posgrado, cualquiera, ya, una especialización, maestría, doctorado. Pero lo pienso y digo, ¿vale la pena? ¿Vale la pena seguir aprobando y demostrándole a una institución (porque no se le demuestra a nadie más) que supuestamente se tienen ciertas competencias y habilidades? ¿Vale la pena seguir gastando mis días únicamente dentro de aulas, escuchando información (porque eso es lo único que es, información; el conocimiento viene de la experiencia), escribiendo artículos y aparentando que soy experto en algo? Hace unos días vane me contó una experiencia que reafirmaba mis pensamientos: en una de las veredas donde está realizando un proyecto con el acueducto, uno de los campesinos de la zona fue quien construyó el acueducto del lugar, el cual quedó muchísimos mejor que el que construyó la empresa que fue contratada por el acueducto, quienes tenían que construir uno nuevo para reemplazar aquel hecho de forma "empírica". Entonces, ¿sigo acumulando conocimientos? No

Otra opción sería buscar una beca, también para estudiar algún posgrado, e irme al exterior. Pero llego a la misma conclusión. Obviamente sería una gran experiencia, viajar siempre trae consigo un mejor conocimiento del mundo y de uno mismo, pero llego al mismo punto. ¿Cuándo voy a aplicar todo lo que he aprendido en estos años invertidos en la universidad (que son bastantes, a propósito, son 9)? Las personas siempre me dicen que podría aplicar fácilmente a alguna beca, dado mi rendimiento académico, pero ellos tienen otra perspectiva de la vida, ellos no cargan con esa maldición del "promedio perfecto", del "más inteligente", del "mejor estudiante". Lo que ellos desean con tanto anhelo, yo lo siento como una camisa de fuerza que todos me quieren colocar.

Finalamente, el último giro que podría darle a mi vida sería comenzar a trabajar en algún lugar. Pero no, no quiero, me lo imagino y no me hallo en esa posición, cumpliendo horarios y deberes que no me motivan, dejando a un lado mis intereses.

Esta última opción podría ampliarla más, pero la inspiración ha concluido, así que sin  más me despido, esperando seguir reflexionando del tema en otra oportunidad. Sin embargo, la pregunta sigue, ¿qué haré entonces? Tengo algunas hipótesis, pero debo seguir prestando atención a mi instinto.