Es de noche

Foto de Philip Kock en Unsplash




Autor: Einfall Nacht


Son las 11:27 de la noche del 12 de diciembre de 2017.

Aún estoy despierta, me siento cansada pero no he podido dormir. Mi cuerpo está temblando desde hace algunas horas. 

No conozco la razón de ese temblor, siento que mí respiración no es controlada y también siento un vacío en el estómago.

Mis ojos ya no están tan hinchados, ya van varias horas en las que no he dejado salir lágrimas de ellos. 

Me siento confundida y flotando en la incertidumbre. Es como estar cayendo por un tubo infinito donde todo está oscuro pero de repente puedes ver algunas luces que tratan de atraerte de nuevo a la realidad. El tiempo ya no tiene sentido, puede ser de día, tarde o noche, da igual, los sentimientos no tienen noción del paso de las horas. 

Puedo ver su rostro en cualquier lugar, cuando voy caminando en la calle, viendo a través de la ventana del bus, comprando el pan o hasta en la fila del supermercado. Puedo ver sus zapatos o su cabello característico. Hay veces que oigo su voz y otras veces lo siento a mi lado.

Muchas cosas han sido culpa mía, me dejé dominar por el deseo de controlarlo todo y convertirme en el sol. 

Esto ya lo he sentido, él también lo ha sentido. ¿Pero por qué esta vez es diferente? 

Aún estoy viva, respiro, siento, veo, huelo y creo. Puede estar lejos, pero él aún está vivo, respira, siente, ve, huele y cree. Aún se puede, aún estamos aquí, somos iguales, somos diferentes, somos fichas que podemos encajar. 

Mi cerebro, mis manos, mis ojos, mi cabello, mis pies, mi estómago, mi espalda, mí mente, mí ser...todos ya conocen lo que pasa, ya saben cómo actuar, saben cómo superarlo, saben qué heridas van a quedar, saben que aún lo quieren.

Todos los días puede llover, todos los días va a brillar el sol, todos los días las plantas buscarán la luz, todos los días las aves saldrán a volar, todos los días podemos cambiar y mejorar, yo puedo hacerlo, yo quiero hacerlo.

Se necesita tiempo; un árbol no llega a ser fuerte y alto en siete años. Un árbol se fortalece con cada tormenta. Soy un árbol y puedo soportar estas duras gotas que caen sobre mí, soy un árbol y puedo seguir buscando tus ramas para unirlas con las mías. Soy un árbol y cada error que he cometido está marcado en mí ser, no lo olvido y trato de no repetirlo. 

Estoy en tierra, parece que no puedo moverme, que no puedo cambiar, que mi ancla me domina, pero puedo bailar con el viento, podemos bailar con el viento. Podemos decidir cambiar y seguir.

Hasta las anclas más resistentes pierden su poder en algún momento, hasta las anclas más pesadas se pueden mover. ¿Por qué no podría dominar la mía? ¿Por qué no seguir intentando?

Es necesario dar el paso, descubrir si aún hay suelo, no podemos rendirnos por las cosas que salen mal, sin antes actuar diferente para ver resultados diferentes. Sé que esto ya ha pasado pero hay algo que permite volver a mover las ondas con la armonía que necesitan y quieren. No puedo dejar escapar esa razón, debo buscarla, entenderla, dominarla, enseñártela y cuidarla. Podemos cumplir nuestra palabra.

No podemos ser exactamente iguales; las rosas rojas no son idénticas, las mariposas no tienen los mismos colores, las manzanas no son del mismo tamaño, yo no soy igual de fuerte a ti, tu no eres igual de sensible a mi.

Un ramo de rosas es hermoso por cada una de sus únicas rosas, el vuelo de las mariposas es mágico por la diferencia con que mueven sus alas, cada manzana te sabe diferente. Juntos podemos ser hermosos con nuestras fortalezas, podemos aprender a volar juntos, así nuestras debilidades nos hagan mover nuestras alas a diferentes velocidades. Podemos ser un ramo de rosas con mariposas.

No voy a dejar que te rindas, no voy a dejar que dejes de ver con claridad, no voy a dejar que caigas. Seguiré ahí, junto a ti, en silencio, sintiendo, observando, conociéndote, entendiéndote. Seguiré ahí conociéndome, entendiéndome, queriéndome.

Nunca escuché su voz, nunca vi su rostro, pero hay algo que recuerdo muy bien. Amigos, compañeros y amantes. Fue lo que me enseñó, a lo mejor sin saberlo o quizás era muy consciente de ello. Fue lo que leí, ha sido lo que ha marcado mi camino y quiero que sea mí realidad.

Muchas veces las flores pierden sus pétalos, muchas veces los frutos caen y nadie los recoge, muchas veces las aves no vuelven a sus nidos. Sé que te puedes ir, sé que me puedo ir, pero no ahora, aún nuestras hojas no han crecido lo suficiente, aún somos frutos sin madurar, aún somos aves que no saben volar. 

Muchas veces las flores llegan a florecer hermosas y así sus pétalos caigan, vuelven a salir; muchas veces los frutos maduran y no caen solos, van acompañados y son recogidos; muchas veces las aves aprenden a volar y regresan a su nido. Sé que podemos florecer juntos cuantas veces sea necesario, sé que puedo madurar contigo, caer a tu lado y levantarnos, sé y quiero que aprendamos a volar y a regresar a nuestro hogar.

Puedo parecer débil, pero sé que soy fuerte, lo sé porque he podido ganar duras batallas a mi mente. Sé que duele y que dolerá por mucho tiempo, sé que te duele y que lo muestras de manera diferente. 

Me conozco muy bien y sé que puedo seguir ahí, que puedo dominar mis lágrimas y dejar de querer el sufrimiento.

Los cambios en mí son lentos, muy lentos, pero los resultados los he soñado y sé que voy a alcanzarlos. No mires solo lo que dejó ver, lo que el caos de las horas me hace mostrar. Yo puedo ver más en ti, tú puedes ver más en mí.

Seguiré ahí, es mí meta, es el sonido del viento, la fuerza del agua, el olor de las flores, la belleza del cielo y el misterio del universo. 

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