ACERCA DE MI SEGUNDO LIBRO: EL NOMBRE DEL SILENCIO

 


Hace poco escuché un audiocurso acerca de la creatividad y la creación.

CREATIVIDAD NO ES IGUAL A CREACIÓN, y creo que me ha tomado muchos años darme cuenta de ello y aceptarlo. 

Durante mucho tiempo me consideré una persona poca creativa, muy racional, cuadriculada, estructurada, poco dada a la improvisación y gobernada por la planeación. Pero me he dado cuenta que ser un gran planeador y coordinador ¡no choca con ser creativo! De hecho, hasta puede beneficiarme. 

Luego entendí que no es que sea poco creativo, sino que mi proceso creativo es diferente (al menos al que he sido expuesto toda la vida). Dependiendo de la situación, puedo ser muy bueno o muy malo tomando rápidas decisiones, y ser creativo se asocia muchas veces con responder rápido. Un buen chiste en el momento adecuado, una buena improvisación musical, una respuesta correcta a una pregunta inesperada. 

Cuando la situación afecta mi bienestar o mi seguridad, cuando debo tomar una decisión realmente importante, puedo hacerlo bien y rápidamente. Cuando no se trata de una situación de ese estilo, necesito tiempo para analizar las opciones, entenderlas y comprender las diferencias entre ellas. Siento que necesito entender a fondo el contexto antes de dar una respuesta, saber por qué las cosas son así y cómo se relacionan las unas con las otras. 

Es decir, en conclusión, para lo que se llama en general "creatividad" necesito tiempo, necesito pensar lentamente, al menos las primeras veces. Si no lo hago, no me sentiré a gusto conmigo mismo ni con la decisión que haya tomado, así haya sido la correcta.

Así que, aunque no lo creamos, todos somos creativos, ¡TODOS! Todos de vez en cuando tenemos alguna idea (que nos parece buena, fenomenal e inigualable), y creemos que si la ejecutáramos, seríamos millonarios, famosos, reconocidos, importantes, etc, el calificativo que deseen relacionado con el éxito.

Pero así como tenemos frecuentemente buenas ideas, así mismo casi nunca las ejecutamos.

Y ahí está la diferencia. Fuimos creativos (al menos en ese momento) pero no creadores. Porque ser creadores representa ser constantes, disciplinados y significa postergar el "éxito", el reconocimiento, las felicitaciones. 

Ser creador representa un costo de oportunidad, porque debemos dedicar tiempo a la realización de alguna actividad a costa de dejar de pensar en otras posibles ideas (aunque las podemos anotar; eso es lo que he comenzado a hacer yo desde hace algún tiempo, aunque nada asegura que vaya a llevarlas a cabo).

Sin embargo, si no somos creadores, si únicamente somos creativos, simplemente vamos a dejar que nuestras ideas mueran. Nacerán, muchas o pocas, las saborearemos durante unos minutos, imaginaremos múltiples futuros posibles donde somos millonarios o nos sentimos fenomenales, y luego desaparecerán de nuestras redes neuronales.

Seremos buenos sembrando semillas pero malos cultivando el jardín. Y crear significa cuidar el jardín. Todos los días. Así haya flores pequeñas, grandes, muchas o ninguna. Cuidar el jardín, crear, significa hacer y hacer más. Seguramente tomar una pausa, pero nuevamente al rato, o al otro día, continuar haciendo. 

Cuidar el jardín, crear, significa saber que seguramente algunas flores morirán, pero también significa que otras flores van a aparecer. Por tanto, no es para nada recomendable esperar que todos nuestras creaciones nos salgan bien y menos aún perfectas. Lo que importante es que hagamos, y seguramente ya tendremos oportunidad de mejorar en un próximo proyecto.

Adicionalmente, el proceso de cuidar el jardín, el proceso de crear, es también valioso en sí mismo, y no deberíamos esperar únicamente a tener el resultado final para sentirnos complacidos. En realidad deberíamos disfrutar de todo el proceso, sea largo o corto, primero porque estamos aprendiendo, y segundo porque si no nos la pasamos bien, entonces, ¿por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo?

Además nuestro proceso de aprendizaje quizás pueda serle de ayuda a alguien más, tal vez pueda responderle alguna pregunta o duda que tenga. O también podría servir de inspiración para alguien que no sabe cómo empezar, o que le falta un pequeño empujón para tomar la decisión final. 

Así que luego de muchos años comprendí y acepté todo esto. Yo era de los que tenían, y aún tengo, muchas ideas constantemente: quiero empezar esto y aquello, y quería hacerlo todo al mismo tiempo. Pero así no funciona, toca poner un orden, así sea mínimo, y sobre todo, toca comenzar a hacer, y hacer, y hacer. Y para no perder el impulso es necesario ver que progresamos, ponernos metas pequeñas, ver que las alcanzamos, y además compartir con otros aquello que estamos haciendo, compartirles nuestro progreso.

Este segundo libro, "El nombre del silencio", comencé a escribirlo hace casi 10 años y nunca pensé publicarlo de esta manera. Lo hice más para mi que para otros. Iba publicando pequeños fragmentos en este blog, simplemente para sentirme mejor emocionalmente, para superar el dolor y contar una historia. Y esa es también una de las características de la creación: muchas veces surge de una necesidad personal que luego puede convertirse en una necesidad de muchas personas, o al menos en algo que toca a muchas personas.

Además de que comencé a escribirlo hace más de 10 años sin saber que lo convertiría en un libro, me tardé alrededor de 5 años en finalizar todos los capítulos, con espacios incluso de años entre un capítulo y el siguiente. En algún momento pensé que no iba a terminar de escribir todo lo que quería contar, en algún momento incluso me olvidé de que lo estaba haciendo. Pero logré hacerlo a fuerza de voluntad. Y su recopilación, organización y edición luego de tanto tiempo de haber iniciado a contar la historia me ha llevado a comprender que en la creación no hay cabida para el afán. Pero sí para la paciencia y la disciplina. Lo que en realidad determina la creación es qué tan satisfecho se siente el creador. Cuando siente que no hay más por hacer, entonces la creación ha terminado.

¿Cuánto tiempo habrá pasado para ese entonces? No se puede predecir. Y no debería importar. 

Si te interesa leerlo, puedes comprarlo aquí.

Comentarios