PhD. 1 : this too shall pass

Constantemente estoy evaluando mi vida. A veces trato de no hacerlo y simplemente intento disfrutarla, porque eso de evaluar y juzgar no me gusta mucho. Pero parece que mi naturaleza, por defecto, me lleva a la reflexión y muchas veces al sobre análisis.

Así me sentía.

Y desde octubre he tenido que aprender a controlar aún más mis pensamientos y a sentirme mejor con la incertidumbre, pues comencé lo que creo que puede ser el mayor reto académico y profesional que he tenido hasta el momento: comencé a trabajar como investigador y a hacer mi doctorado. Adicionalmente fue en otro país. En otro idioma con el que aún no me siento completamente cómodo. En una ciudad que nunca había visitado. En un proyecto grande con varias empresas involucradas. En un tema que prácticamente no conocía. En fin, muchas cosas sucediendo al mismo tiempo.

Estoy absolutamente seguro que esto ya le ha ocurrido a muchas personas a lo largo y ancho de la historia y el mundo, y que lo han superado de una u otra manera (superar no siempre significa terminar bien, sino terminar), pero para mí es nuevo, impactante, emocionante y estresante al mismo tiempo, y me pone a recordar lo que he sido capaz de superar con anterioridad con el objetivo de decirme a mí mismo que esta vez también puedo hacerlo. Y si no, que también está bien, la vida sigue y los aprendizajes quedan.

El primer mes fue prácticamente de asuntos administrativos relacionados con el trabajo y la residencia, llevar documentos, correos, algunas citas y cosas por el estilo; el segundo ya fue más centrado en el proyecto, y creo que ha sido el mes más duro hasta ahora, porque me sentía completamente perdido, no sabía ni entendía mucho lo que debía hacer, no conocía a las personas, los lugares, etc., realmente sentía que me iba a ahogar en medio de lo desconocido (creo que nunca me había sentido tan incómodo en un contexto nuevo), así que comencé a explorar, estudiar y trabajar a un ritmo mucho mayor de lo normal, y fue cuando recordé que hacía muchos años no tenía esa necesidad, ese impulso de buscar y buscar, y leer, y seguir leyendo, estudiando. Creo que desde los primeros semestres de ingeniería en mecatrónica no tenía que esforzarme tanto, levantarme más temprano de lo normal para ganarle una hora al día, y acostarme un poco más tarde de lo normal, para ganarle otras dos. Cuando hice mi segundo pregrado en ingeniería en telecomunicaciones no sentí este nivel de presión, tal vez porque sentía que lo estaba haciendo por gusto, y porque mi cabeza en realidad estaba en otras muchas actividades y no centrada como tal en las materias de la universidad. Cuando empecé la maestría en matemáticas aplicadas sentí algo similar pero sin la presión de estar trabajando en un proyecto, solo estudiando, con el agravante de que no podía dedicarme a estudiar todo el tiempo que quería sino que tenía que repartir mi energía entre mi empresa de impresión 3D, las clases universitarias que dictaba y los trabajos de la maestría. Y cuando tuve mi empresa por algunos momentos sí sentí algo similar a lo que siento ahora, sobre todo cuando teníamos que entregar los pedidos a los clientes y se presentaban problemas con las máquinas. Eso también era estresante. Pero eran periodos de tiempo cortos, días o un par de semanas a lo sumo, y no eran casos tan frecuentes, porque los pedidos grandes, por desgracia, eran escasos.

En diciembre, tal vez en parte gracias al final de año, y porque también había logrado ya superar con éxito algunas pequeñas metas (documentos y presentaciones para el proyecto), las cosas comenzaron a calmarse en mi mente (todo ha sucedido en mi mente, nada más, para los demás estoy seguro que han sido unos tres meses comunes y corrientes, completamente diferentes al trauma que he vivido yo solo en mi cabeza), pero entonces comenzaron los trámites para la admisión al doctorado. Fue allí que entendí que el proyecto y el doctorado eran cosas aparte pero relacionadas, y que tenía que trabajar de manera independiente para cada una de ellas pero tratando de aprovechar lo de una para la otra. Así que mientras el primer estrés del proyecto comenzó a bajar, la intensidad de los trámites al doctorado comenzó a subir.

Ya en este momento la inscripción al doctorado está prácticamente lista (ojalá me admitan, y en las dos universidades), y así doy por finalizada también esa primera pequeña victoria. Todos los días trato de recordarme que soy suficiente, con mi mucho o poco conocimiento, con mis muchas o pocas habilidades, y que tal vez importa más lo que haga de ahora en adelante que lo que he hecho con anterioridad. También trato de recordarme que la idea es tratar de disfrutar la experiencia, hacer lo mejor que pueda y que si las cosas salen mal, pues que salgan mal, pero yo estaré tranquilo conmigo mismo y con el esfuerzo que hice.

Por ahora quiero tratar de sacar el máximo provecho a estos 4 años que se vienen, conociendo personas, visitando lugares y cumpliendo algunos sueños que tengo por ahí medio guardados y olvidados. Tal vez inicie una serie de cortas publicaciones contando cómo va el proceso, quizás esto le sirva a otros que estén pensando o planeando iniciar un camino como el mio, que de paso, es uno particular entre muchos otros, porque variantes para hacer el doctorado al parecer hay un montón, y variantes para terminarlo (o no) también. En el poco tiempo que llevo en esta aventura, ya he conocido algunas cuantas de estas historias de vida, y son increíbles.

Hasta una próxima oportunidad, y saben que me encuentran en redes como @camihurs. 


Comentarios