La felicidad la construimos todos los días

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Foto de Stan B en Unsplash


“Siembra un pensamiento y cosecharás un acto;

siembra un acto y cosecharás un hábito;

siembra un hábito y cosecharás un carácter;

siembra un carácter y cosecharás un destino”


Definitivamente la única manera de ser feliz es decidiendo serlo. Nada externo puede llevarnos a ese estado de manera definitiva, y todo lo que ronda nuestra mente es en última instancia lo que nos permite o no alcanzar ese estado de consciencia.

Si somos felices es porque queremos serlo. Y eso no significa reír a cada instante. Significa paz en nuestra mente. Tranquilidad, descanso. También pueden haber algunas lágrimas, claro que sí, pero sabemos que ese bajón emocional es temporal, así como la alegría también lo es, es un breve éxtasis. Sabemos que vamos a, queremos y debemos, retornar a ese estado de calma permanente.

Seguramente conocen ya muchos testimonios de personas que aunque tienen mucho dinero, no se sienten felices. También está algo que algunos científicos llaman “el sesgo de impacto”. Se trata de que nuestra mente cree que, algo que va a suceder, va a tener mucha mayor relevancia que lo que en realidad tiene. Ya sea buena o mala. Es lo que nos genera ilusión, ansiedad, y muchas veces salimos decepcionados diciendo “¿Eso era todo?”. Podríamos sufrir un accidente, o ganarnos la lotería, y es muy probable que pocos meses después nos sintamos igual que antes de aquel evento. La felicidad no es tan dependiente de eventos externos, es algo que sintetizamos desde adentro.

La mejor manera que tenemos para protegernos del sesgo de impacto es intentar silenciar a nuestro simulador de experiencias, aquello que nos permite imaginarnos cómo será ese momento, esa situación, algo muy relacionado con la empatía y la planeación, pero que muchas veces nos juega malas pasadas porque se inventa problemas que no existen, problemas que nunca suceden. Al silenciar al simulador de experiencias, nos centramos en el presente, en lo que podemos hacer ahora, y sacarle el máximo provecho.


“He tenido miles de problemas en mi vida. La mayoría de ellos nunca sucedieron” Mark Twain (aunque lo escuché por primera vez de mi papá)


Maneras de ser feliz desde adentro hay infinidad. Cada quien debe descubrir qué lo llena, qué lo hace sentir pleno. Son esas actividades en las que el tiempo se nos pasa volando. Esas que no quisiéramos terminar. Podemos ser felices compartiendo tiempo con otros, por ejemplo, permitiendo que se sientan bien consigo mismos, creando buenos recuerdos.

Para ser felices es muy importante cambiar esa idea que nos repetimos constantemente que dice algo como “cuando haya comprado tal cosa…”, o “cuando haya hecho tal viaje…”, o “cuando consiga tal trabajo…”. Esos son eventos externos. Ahí nuestro simulador de experiencias nos está engañando, nos está haciendo creer que esos eventos serán mucho más significativos de lo que en realidad son. Estamos sufriendo de sesgo de impacto. Lo que tenemos que pensar es: hago lo que puedo, con lo que tengo, donde esté. Es aprender a disfrutar el ahora, el momento. Siempre es la actitud y no nuestro entorno lo que determina nuestra felicidad. Por ejemplo, podrías creer que si tuvieras una súper cámara fotográfica profesional serías muy feliz, exitoso, sacarías adelante tu emprendimiento de fotografía y mil cosas más. Sería apoteósico en pocas palabras. Así que esperas y ahorras y te esfuerzas muchísimo para comprar esa cámara, pasando malos ratos incluso, para poder conseguir el dinero. Pero cuando ya la tienes en tus manos, te sientes igual, no te sientes con súperpoderes. Y esto es porque no es la herramienta la que hace al maestro, no son objetos o eventos externos. Si quiero algo, lo hago desde la situación en la que me encuentre. Si mi sueño tiene que ver con fotografía, comienzo tomando fotos con mi celular, o con una cámara antigua o prestada, explorando el arte y explorándome también a mi, mis actitudes, mis reacciones, mi disciplina.

Finalmente, para ser feliz también es buena idea ensanchar nuestra imaginación. Profundizar en lo que nos gusta, hallar intersecciones entre las distintas áreas que dominamos, porque eso es lo que nos hace únicos. Esas intersecciones son territorios muy fértiles para la creatividad. Quizá para ser feliz debamos trabajar en proyectos personales, laborales, debamos enseñar, aprender, y emprender. Esos aspectos son los que cada uno debe descubrir por medio de la exploración de sí mismo.


Ya saben, construyo mi felicidad todos los días. Con sueños grandes, y pasos pequeños.

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