A los estudiantes

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Photo by Scott Webb on Unsplash


No importa si las clases son en línea o presenciales.

No importa que lleve pocos años dictando clases.

Aprendemos todos los días, y aún así, no sabemos aprender bien, y no terminamos nunca de aprender

La mayor parte del trabajo la pones tú como estudiante. De tu actitud depende cuánto aprendes. Podrías tener al mejor profesor de la historia, que sabe y a la vez transmite su conocimiento, pero podrías terminar el curso sin aprender nada.

Actualmente puedes encontrar prácticamente toda la información en internet. Lo que necesitas es disciplina, que la pones tú, y una guía, que la pongo yo. Pero la disciplina es más importante que la guía. Sin guía pero con disciplina llegarás a tu meta, tarde o temprano. Pero por mucha guía y orientación que yo te brinde, si tú no eres disciplinado, no aprenderás nunca.

“El maestro aparece cuando el alumno está listo”. Los maestros están por todas partes, toman muchas formas, están dispuestos a ayudar. Solo que no los vemos la mayor parte del tiempo. Pero en raras ocasiones algo hace clic en nuestra cabeza y aprendemos a ver las cosas de manera diferente, a pensar diferente, y entonces eso que había estado allí durante tanto tiempo, y a lo que no le prestábamos atención, toma una mayor relevancia.

Entiendo que no quieras que veamos a través de la cámara el desorden de tu cuarto, que veamos pasar a tu perro, a tu gato, o que no te has bañado. Pero es que las clases no son una reunión de última hora, no son una junta que se da una vez a la semana o al mes. Las clases en línea son reuniones varias veces por semana, y tú sabes que durarán unos cuantos meses, entonces, ¿por qué no adecúas el espacio para tomarlas? Tener la cámara prendida incentiva tu participación, motiva a tu profesor, motiva a los demás estudiantes, te permite aprender mejor, te genera confianza con los demás participantes y crea lazos similares a los que se tenían antes de manera presencial.

El hecho de no encender la cámara en ninguna sesión me da la impresión de desinterés. Como digo, no prenderla en una reunión entre desconocidos o personas que no se hablan a menudo lo comprendo, o en reuniones esporádicas, fortuitas. Una reunión como la asamblea general de apartamentos, la reunión de padres de familia a final del semestre, la entrega de diplomas en un grado. ¿Pero en una clase que es una, dos o tres veces por semana durante al menos 16 semanas?

Como profesor siento más empatía por aquellos que encienden sus cámaras. Estoy más dispuesto a darles segundas oportunidades, porque los recuerdo, sé quienes son (al menos de vista), he visto qué hacen durante las clases.

Cuando era presencial, y ahora que regresemos en pocos meses, la situación no será tan diferente a la vida actual en línea, como tampoco no lo era antes. La única diferencia es que veremos a los estudiantes, pero seguirán callados ante una pregunta, distraídos con su celular, sin participar, sin cuestionar.

El proceso de aprendizaje depende más de ustedes que de nosotros. No necesitan un profesor perfecto, necesitan un profesor motivado, alegre, interesado. E igualmente, el proceso de aprendizaje necesita un alumno motivado, alegre e interesado.

Cuando encienden la cámara nos hacen más amena la clase, brindándonos algo tan sencillo como tener a alguien a quien mirar.

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