En fila y con un perro olisqueando en el Dorado

Foto de Altino Dantas en Unsplash

Viajaba hacia Berlín con escala en Madrid. Hacía mucho no viajaba con Avianca y tenía dudas acerca de cómo iba a ser el vuelo, pues quejas hacia esta aerolínea no faltan constantemente y yo mismo tuve muchos problemas con ella años atrás.

Sin embargo, hasta el momento del abordaje todo iba normal. Íbamos a tiempo y comenzaron a llamar a los diferentes grupos de abordaje. Yo era del último (cuestión de costos), mostré mi pasaporte, mi pase de abordar, y me uní a la larga fila que descendía desde la puerta de embarque hasta el avión. 

Luego de avanzar durante unos 15 minutos, me di cuenta de que algunos policías estaban adelante en la fila haciendo algún tipo de procedimiento. No alcanzaba a ver bien pero entendí que por eso era que nos estábamos demorando tanto en subir al avión. Cuando avancé un poco más pude ver lo que sucedía.

Quedé atónito e indignado. Seguramente era un procedimiento normal pero nunca lo había visto ni vivido. Justo antes de entrar al avión, los miembros de la fuerza pública indicaban a los pasajeros que dejaran sus maletas de mano y de cabina en la mitad y a lo largo del corredor, que los hombres se hicieran a un lado y las mujeres al otro, para luego pasar requisándolos mientras otro iba con un perro revisando maleta por maleta.

Así uno no tenga nada que esconder ni temer siente un poco de miedo. ¿Y si alguien metió algo en mi maleta mientras miraba hacia otro lado? ¿Y si ese medicamento que llevo resulta ser algo <<prohibido>>? Me sentí como en una película de la II Guerra Mundial con los soldados alemanes buscando judíos. Me sentí mal y un montón de escenarios comenzaron a correr en mi cabeza, cada uno con distintos y trágicos desenlaces.

Finalmente, tomaron la maleta de un hombre, lo llamaron a un extremo del corredor cubierto con una pared improvisada, y los demás pudimos continuar abordando. 

Cuento esto para llamar la atención sobre dos cosas:

1. El horrible escarnio público al que son sometidos los pasajeros en este tipo de situaciones. ¿Luego de tantos controles previos, es aún necesario tener que ir hasta literalmente la puerta del avión para seguir buscando cosas ilegales? ¿Es tanta la obsesión por agarrar a los <<malos>> y destruir esas redes de narcotráfico que arruinan la vida de miles de personas alrededor del mundo? ¿Acaso nunca van a cambiar esa mentalidad <<prohibicionista>>?

2. La absurda lucha contra sustancias ilegales, que ya todos sabemos que está perdida y no sirve de nada, y que sigue condenando y arruinando a decenas o cientos de personas alrededor del mundo de manera ilógica, especialmente de países del tercer mundo como los latinoamericanos. 

Espero poder ver en vida el momento en que dejen de condenar a personas por transportar sustancias que no son tan diferentes del café, el licor o el cigarrillo, y que nunca son los directos responsables de su producción ni de su demanda, y que aún si lo fueran, podrían hacer parte más bien de un mercado que daría una mejor vida a los que ahora terminan presos.

Comentarios