Reflexiones en medio de la cuarentena: Parte 1

Seguramente muchas personas al igual que yo estarán pasando gran parte de su tiempo, o todo su tiempo, aislados en sus en sus hogares (esperando y suponiendo que tengan un espacio físico llamado así) durante esta situación tan particular y nunca antes vista prácticamente por ningún ser humano vivo -aunque quizás todavía sobrevivan personas de principios del siglo XX, que fue la época en la que ocurrió la última pandemia de proporciones similares-.

Foto de Anastasiia Chepinska en Unsplash



Si es así, pues llega un punto del confinamiento en el que el cerebro se cansa, al menos el mio, tanto de estar tan sobrecargado de labores como de no hacer ninguna, y los pensamientos vienen y van, tal vez con mayor frecuencia que cuando estamos en medio de nuestra vida cotidiana normal.

Y comenzamos a pensar, a reflexionar y a rumiar muchas ideas.

Una de ellas es que esta debe ser una situación similar a la que viven los astronautas cuando permanecen durante mucho tiempo en el espacio, en la Estación Espacial Internacional. Con la diferencia de que flotan y tienen una mejor vista que muchos de nosotros. Pero el aislamiento, el silencio, la tranquilidad exagerada, es muy parecido. También estarán acompañados de algunos otros astronautas, así como nosotros de algunos de nuestros familiares, y tendrán que ocupar parte de su tiempo en organizar su espacio para mantenerlo habitable, preparar sus comidas (así sean enlatados, toca servirlos y luego lavar), hacer ejercicio físico (muy importante en su caso que no tienen gravedad) y realizar algún experimento (teletrabajo). Y al igual que nosotros, más en su caso que en el nuestro, es recomendable no salir de su espacio habitable, al menos no por mucho tiempo, y siempre tomando las medidas de seguridad adecuadas.

Quién lo diría, estoy cumpliendo, en parte, mi sueño de ser astronauta.

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