Reflexiones en medio de la pandemia: Parte 3

Ayer comenzaban nuevamente a transmitir por radio las historias de Kalimán, acá en Colombia, tal como sucedía hace décadas (al menos 40 años), cuando mi papá era un niño, vivía en Pereira, y ahorraba centavos de peso de lo que le daban mis abuelos para sus descansos en el colegio. Con esos centavos llegó a comprar cientos de revistas del que era uno de sus superhéroes favoritos, junto a Blue Demon, El Santo y otros tantos que apenas si reconozco, y consiguió empastarlas y formar una colección completa de gordos libros dignos del más comprometido aficionado.

Foto de Noah en Unsplash



Ahora están en el apartamento, en Pereira, guardados, esperando que alguien vuelva a leerlos. Y por estos días, escucharlos.

Quizá escuche alguno, aunque nunca he escuchado una radionovela -hasta hace poco me enganché a los podcast-, solo por experimentar lo que sentía él mientras le narraban las aventuras de su ídolo.

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