Paciencia y constancia

Foto de Aaron Burden en Unsplash



¿Cuántas veces al día te das cuenta de lo insignificante qué eres para el universo y la historia? Pero al mismo tiempo, ¿nos damos cuenta de lo importante que somos en la vida de otros? ¿Qué somos?

¿Cuántas veces al día sientes que no quieres hacer nada? ¿Que no has encontrado tu razón de vivir? ¿Que nada te apasiona, te motiva? La rutina y el trajín diario pueden ser absorbentes, distractores de ti mismo, de tu interior, de tus pensamientos. Y luego cuando ya no tienes que hacer nada del trabajo, te sientes desubicado, no sabes cómo ni en qué invertir tu tiempo.

Cuántas veces sientes qué quisieras quedarte acostado en tu cama, solo viendo, pensando, mirando el techo, respirando, sin ánimo de hacer nada.

DETESTO ESA SENSACIÓN. Porque siento que estoy desperdiciando mi vida.

Porque quisiera hacer tantas cosas, y finalmente hago tan pocas. Y no tan bien.

Pero he descubierto que es cuestión de tener paciencia, y constancia. Hacer poco, quizás, pero de manera constante, y bien. Y sin afán. Debe haber un tiempo para todo, hasta para perder el tiempo.

Comentarios