Cuando estaba en la universidad

Ahora también estoy en la universidad, estudiando una maestría y dictando clases. Pero casi siempre que alguien dice que está o estuvo en la universidad, se refiere a cuando estaba estudiando su "carrera", el pregrado.

Foto de Dom Fou en Unsplash



Y aunque parece increíble para mi, hace ya 12 años que comencé mi primer pregrado, hace 7 que lo terminé, hace 8 que inicié el segundo, y hace poco más de 3 que lo terminé. Para mi es inconcebible que haya transcurrido tanto tiempo, aún tengo muchos recuerdos frescos, recuerdos que me animan, me gustan, me conmueven y me sorprenden.

Y hay algo que, entre muchas otras cosas, hubiera preferido que fuera diferente. Me hubiera gustado compartir esos 5 años de mi vida universitaria con mi núcleo familiar. Con mi mamá, mi papá, mi hermano, y las cuatro mascotas que teníamos en ese entonces: Chispa, Pitufa, Pulgoso y Ricky. A día de hoy, solo Pulgoso acompaña a mi mamá.

Me hubiera gustado poder llegar al apartamento y contarles cuando algún profesor me caía bien, o me caía mal, cuando me había ido bien en los parciales, o en alguna exposición;  me hubiera gustado trasnochar sabiendo que ellos estaban en su cuarto, acompañándome de alguna manera, dispuestos a ayudarme en caso de que necesitara comprar algún circuito integrado, alguna tarjeta, conseguir una nueva herramienta, un nuevo software o arreglar el computador. Me hubiera gustado mostrarles mis proyectos, lo que construía en los talleres y en los laboratorios.

Lastimosa o afortunadamente, no ocurrió así. Me fui para otra ciudad, viví un tiempo con mi abuelo, un tiempo en casa de una familia ajena, un tiempo con un primo, y finalmente en un apartamento propio. Como todo, tuvo sus momentos buenos y sus momentos malos, y aprendí y viví cosas que no hubiera podido experimentar en caso de de haber vivido con mis papás, mi hermano y mis mascotas.

Es una decisión difícil de tomar. Recuerdo muy bien el día que el rector de mi colegio, el Calasanz Pereira, Andrés Valencia, en frente de todos en el salón, nos dijo en clase que apenas pudiéramos, saliéramos de casa, nos fuéramos aparte, que eso nos haría madurar mucho. Y es cierto. Al salir de la protección inmediata de mis padres, tuve que afrontar muchísimas situaciones, a veces incluso muy sencillas, que me hicieron ver la vida de una manera diferente. Situaciones que no hubiera tenido que confrontar en caso de haber vivido con ellos.

Sin embargo, me gusta pensar, imaginar y soñar que ellos también pasaron conmigo esos años de universidad.


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