Mi problema con el exceso de...sensualidad(¿?)

No sé cómo llamarlo exactamente, pero estoy ya cansado de ello. Estoy cansado, me molesta que sea tan ubicuo, e incluso ya me ha llevado a distanciarme de varias personas, sobre todo compañeros, de diferentes ámbitos (y digo diferentes, porque esta actitud, hábito o vicio -como quieran verlo- no distingue profesiones, niveles académicos, religión ni estrato social. Lo he visto en Ph.Ds, en devotos católicos, en militares, etc).

Foto de Conscious Design en Unsplash



Me refiero a la ubicuidad del sexo, del cuerpo de la mujer, del exceso de imágenes y videos que la muestran y la resaltan.

¿Y saben por qué no me gusta? Muy sencillo: cuando intencionalmente busco y veo una mujer desnuda, una escena de sexo, un baile erótico o sensual, o algo similar, siento que estoy traicionando a mi novia (o en el caso de cada quien, a su novio, esposa, esposo, pareja, como quiera llamarle). Y seguramente es inevitable cruzarse alguna vez con este tipo de contenido, en redes sociales o en televisión por ejemplo, pero es que, desde hace algunos años, con el auge de la información y la facilidad que tenemos para compartirla, es sorprendente la cantidad de grupos, chats, páginas y perfiles que existen, tanto de hombres que comparten el contenido, como de mujeres que les gusta mostrar su cuerpo por puro placer o por dinero.

Y claro que me gusta ver las imágenes, los videos, visitar los perfiles, leer los comentarios, ¿pero saben qué? Eso no lleva a nada. A NADA. Es tiempo consumido inútilmente. Desde mi experiencia, consumir este tipo de contenido solo conlleva a querer consumir más, seguir más perfiles similares, buscar grupos parecidos, en fin, a encerrarse en una burbuja de placer sin sentido. Se puede volver una adicción, como ya está demostrado.

Lo que odio: que sea una adicción socialmente aceptada (al menos en parte), aunque considero que muchísimo más detestable que el alcohol y el cigarrillo. Los grupos de amigos se comparten fotos por el grupo de whatsapp, lo mismo hacen profesores universitarios (hágame el favor, si ellos hacen eso, ¿qué se puede esperar de los alumnos? Aunque la mayoría muestran una actitud hipócrita frente al tema), y prácticamente cualquier perfil de persona podría participar de esta actividad.

Y cuando uno manifiesta su inconformidad con lo que están haciendo, o con lo que están hablando de sus compañeras de trabajo, aún uno sabiendo que tienen esposas y novias, entonces el que queda mal es uno. Al que miran mal es a uno. Del que se burlan es uno. Al que se la montan es a uno. Al que consideran tonto es a uno.

Así que, pensándolo bien, mejor alejarse paulatinamente, sin necesidad de explicar por qué, y así se evita uno tener que pasar esos momentos desagradables cuando hablan de lo buena que está la vendedora de la tienda.

Hablar y pensar constantemente en ese tipo de temas refleja que nunca están satisfechos con su pareja, con lo que comparten con ella, principalmente en el ámbito físico, y siempre están buscando eso que hace falta. Pero cuando prueban eso que hace falta, entonces descubren algo más, algo que esta tampoco tiene, y el ciclo vuelve a comenzar.

Y el ciclo, está demostrado, solo trae consigo dolor, lágrimas, y momentos que quedan en el olvido.

Si me van a compartir contenido de ese estilo, mejor ni me hable.

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