CRIMINAL Capítulo 1: Que voz tan dulce tienes

Foto de Edward Howell en Unsplash



Este guión  lo escribí para un concurso de la Universidad EAFIT, en el año 2007. El ganador iba a ser filmado. Lamentablemente, no gané.


El oficial Calloway fuma mientras observa el bello rostro de la pelirroja que canta I can´t get started. Sus facciones son extremadamente femeninas, delicadas, y su vestido ceñido da forma a las fantasías más profundas e intensas de sus oyentes y admiradores.

Bajo la escasa luz el oficial parece más un mendigo que un importante investigador del cuerpo de policías. Su barba áspera y sus pómulos pronunciados dejan adivinar varias noches de insomnio. Toma de su trago cada vez que la exuberante pelirroja le dirige la mirada. Es como un reflejo que oculta su nerviosismo y su inseguridad. En medio de su admiración, repentinamente llega a su mente, de manera inconciente y desagradable,  la horrible imagen de su esposa estrangulada, obligándole a cerrar los ojos. En medio de la oscuridad de sus recuerdos, la ve con una prenda alrededor del cuello, en la alcoba, y con él arrodillado a su lado. No lo quiere recordar, pero es inevitable. Abre sus ojos.

- Calloway (piensa): Es idéntica a ella. Su misma mirada, las mismas llamaradas en los ojos, sus dos labios gruesos y rojos; su voz tan potente, sus gestos tan seguros. Su imagen me recuerda la de ella.

Calloway se levanta de su asiento y su gabardina comienza a rozar el piso a medida que se acerca a la tarima en donde se encuentra el grupo de jazz. Es muy amigo del hombre del piano, y también del que sopla en el saxofón, pero a la mujer nunca le ha dirigido nada distinto a un saludo. Apenas llega al escenario intercambia unas cuantas palabras de admiración con sus amigos músicos por tan hermosa pieza interpretada y luego se dirige hacia la pelirroja. Ésta noche no tiene temor, la timidez ha desaparecido. Sin embargo, algunas gotas de sudor empiezan a resbalar por su frente a pesar del frío de la noche, y cuando se encuentra frente a los hermosos ojos claros de la mujer queda estupefacto, nunca la había visto tan de cerca, y nunca se había percatado de cuán hermosa era. Ese instante pareció una eternidad, y su emoción y agitación fueron tan grandes que tuvo la impresión de que su problema cardíaco había decidido no perdonarlo más y le había asestado un golpe mortal en el corazón. Se llevó la mano al pecho al sentir el pinchazo.

Ella fue quien habló primero. Parecía imposible que tal voz tan dulce y sensual como la miel fuera capaz de interpretar con tanta potencia las melodías que escuchaba constantemente en el bar.

- Hooney: Pensé que nunca se iba a atrever a acercárseme
- Calloway: Su belleza es una red que me atrapa y me amordaza. Es usted una muy buena cantante (luego Calloway piensa: su actitud tan inocente es más cautivadora que la perfección de su arte)
- Hooney: No son necesarios tantos halagos, mis músicos son responsables de que aparente ser tan exitosa. Oh, escuche la canción que están interpretando en este momento, es una de mis canciones preferidas, I remember Clifford, recuerde el nombre.
- Calloway: Señorita, mi memoria es tan imperfecta como mi apariencia. Lo único que puedo recordar son las caras de los asesinos que atrapo
- Hooney: Hágalo por mí
- Calloway: Lo intentaré.

En ese momento, Filippo, el pianista, llama a Hooney al centro del escenario para su próxima interpretación. Hooney se despide de un beso en la mejilla de Calloway, y éste siente que pierde toda sensación exterior; lo único que queda es el eco del sonido que produjeron los labios de Hooney al tocar su rugosa mejilla. El oficial baja del escenario, se sienta a observar a Hooney, y con un cigarrillo en una mano y el trago en la otra, escucha, sin prestarles atención, las canciones que siguen por el resto de la noche, imbuido completamente en los ojos de la cantante. Ella ahora interpreta Minnie the Moocher, y sus miradas constantes a Calloway lo absorben completamente. La imagen de su esposa lo asalta de nuevo.

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