LA NOTICIA: AGENTE DETERMINANTE EN EL DESARROLLO Y DESTINO DE UNA SOCIEDAD
Las opiniones que
surgen en una sociedad son el resultado de los debates que los individuos,
pertenecientes a aquella, realizan en torno a un tema de interés. “La opinión
pública se constituye a través del diálogo de ciudadanos con otros ciudadanos o
consigo mismos a modo de un trabajo de generación de consensos”<!--[if !supportFootnotes]-->[1]<!--[endif]-->
. Esto significa que cuando una, dos, tres, o cualquier cantidad de personas
entablan una discusión con el objetivo de obtener finalmente un acuerdo en
torno a un tema de conocimiento general (por parte de la mayoría de la
sociedad), están generando opinión pública. Pero para que se puedan dar estos
debates, las personas necesitan conocer los sucesos que ocurren en la sociedad
y fuera de ella. Para poder lograr esto, las personas recurren a los medios de
comunicación con el fin de encontrar noticias. Noticias en el periódico,
noticias en la radio, noticias en la televisión, noticias en Internet, todas
son iguales, tienen la misma estructura, características y función: “la noticia es un relato
objetivo de un hecho o suceso de interés y su característica fundamental es la
objetividad. Debe ser breve, expositiva, secuencial y no debe incluir la
opinión del autor.”<!--[if !supportFootnotes]-->[2]<!--[endif]-->.
Según esto, pues, las personas leen, escuchan o ven un conjunto de datos que,
supuestamente, son un reflejo casi perfecto de un suceso, y por lo tanto, las
personas obtienen una percepción muy similar a la que habrían obtenido en el
caso de haber participado también ellos en el suceso mismo, lo cual deja
suponer que gracias a tal exactitud lo único que pasa a influenciar en el
posterior juicio de la información y formación de la opinión son las creencias,
principios, ideas, valores y todo aquello que haga parte exclusivamente de la
conciencia del receptor. Sin embargo, ¿qué pasaría en el caso de que alguna
noticia tuviera una sutil pero impetuosa opinión con respecto al hecho mismo?
Primero que todo, ésta característica le quitaría a la información su carácter
de noticia, y segundo y más importante, podría generar grandes cambios en la
percepción que los receptores tendrían de la información, causando posibles
cambios drásticos de opinión, malentendidos, decisiones totalmente erróneas,
etc.
Por tal motivo, se
debe tener en cuenta que la noticia es un agente fundamental en la formación de
la sociedad, ya que la información proporcionada por ella es la materia prima
que las personas usan para construir sus opiniones, ideas y concepciones,
información en donde la objetividad juega el papel principal, tan importante,
que su grado de validez y claridad es capaz de encaminar y orientar el
desarrollo, futuro y destino de una nación.
Bueno, pero ¿cuáles
son las razones por las que los periodistas olvidan, conciente o inconcientemente,
el carácter objetivo de la noticia? La respuesta es muy simple: la noticia no
se escribe, sino que se construye<!--[if !supportFootnotes]-->[3]<!--[endif]-->,
así como Stella Martini propuso. El periodista, cuando recibe la información,
no la transcribe tal cual al texto final que va a ser publicado, no, por el
contrario, al ser un objeto construido, la noticia recibe diversos tratamientos,
y es precisamente en el momento de la redacción cuando el periodista corre el
riesgo de cambiarle el sentido a la información. “Como en todo oficio o profesión,
en el periodismo entran en juego opiniones, representaciones del mundo y de la
propia tarea, prejuicios y adscripciones a un estilo, un género, una empresa,
una ideología determinados”<!--[if !supportFootnotes]-->[4]<!--[endif]-->Si
el periodista realiza tal cambio en el sentido de la información de manera
inconciente, es debido a que experimenta sentimientos e ideas muy intensas que
no pueden ser reprimidas en el momento de escribir. En este caso, se podría
decir que el periodista se salva de ser condenado (aunque debe pensar
seriamente si el periodismo es lo suyo). Pero si el periodista sabe que está
cambiando la manera en que los receptores percibirán la información, entonces éste
sí no se salva de la condena. Tal como lo plantea Martini<!--[if !supportFootnotes]-->[5]<!--[endif]-->,
en este caso las razones del periodista para hacer tal cosa son dos: el
tratamiento que se le da actualmente a la noticia como cualquier mercancía, es
decir, con oferta y demanda, y la espectacularización que experimenta. La
primera razón se refiere a que se pueden encontrar casos en los que alguien le
paga a un periodista para que escriba algo, el periodista ofrece sus servicios
y la otra persona hace uso de ellos. Para ninguno de los dos importa la
veracidad de la información. La segunda razón se refiere al contenido de las
noticias en televisión, periódico o Internet, los cuales dan más importancia a
la sección de farándula y chismes, o a las noticias bulliciosas, curiosas e
inútiles, que a los acontecimientos verdaderamente influyentes en el desarrollo
de una nación, con el objetivo de llamar más la atención y ganar más dinero.
Entonces, según
Martini<!--[if !supportFootnotes]-->[6]<!--[endif]-->,
como resultado de la consulta que hacen las personas de la información, ellas toman
una postura frente a los acontecimientos, interactúan entre sí, dan a conocer
sus puntos de vista, se conocen, conocen su entorno, participan en la vida
pública, y, en medio de todo eso, construyen su opinión. Se ha formado la
opinión pública.
Pero esa opinión
pública está contaminada con las ideas y opiniones del periodista. Esto
significa que, en cierta medida, si el periodista lo quiere, puede hacer que
todos los receptores terminen creyendo lo mismo que él cree o lo que él quiere
que crean. En consecuencia, el periodista está jugando un papel sumamente
importante en la formación de la opinión pública y en la formación de la
sociedad, en las decisiones que toma la sociedad, en las consecuencias que
traen esas decisiones, y finalmente, en el destino de la sociedad, porque él
prácticamente define las creencias que tendrán las personas. “La noticia
periodística comparte con la educación la función de difusión y consolidación
de imaginarios, símbolos, valores y tradiciones”<!--[if !supportFootnotes]-->[7]<!--[endif]-->
Y si el periodista
tiene tanto poder a la hora de influenciar las opiniones de las personas,
entonces la noticia, que es su forma de expresión, no tiene menos relevancia y
comparte con él tal responsabilidad. Por lo tanto, queda claro que la noticia
es un factor determinante en la opinión que construyen las personas, sin
importar si está en el límite de la pureza absoluta, o si por el contrario está
gravemente contaminada. En cualquiera de los dos casos, la noticia cumple la
misma función, dar a conocer a las personas sucesos en los que no han estado
presentes. Sin embargo, la noticia no hace simplemente eso, no, en realidad
realiza algo mucho más importante: determina la situación de un país.
“La opinión pública
es en primer término, un fenómeno grupal,
que arranca de las personas, las que al interesarse
en un tema controvertido, lo debaten y expresan su opinión como grupo,
de diversas formas, para influir en el proceso de toma de decisiones.”<!--[if !supportFootnotes]-->[8]<!--[endif]-->
Si la noticia influencia a las personas a la hora de construir su opinión, y
éstas a su vez influyen y participan en
la toma de decisiones relacionadas con el desarrollo de un país (decisiones
políticas, culturales, económicas, entre otras), entonces, en últimas, la
noticia es la que determina directamente lo que suceda en el país, si progresa,
si decae, si hay unión, si hay una completa división, etc. Y si además, a esta
primordial responsabilidad le añadimos la peligrosa posibilidad que habita en
la noticia y que consiste en que pueda estar contaminada con las opiniones de
aquellos quienes la escriben, entonces llegamos a la funesta conclusión de que
nuestras decisiones, esas que defendemos tanto, que definen el presidente, los
gobernadores, los alcaldes y demás cargos públicos de un país, pueden estar
fundamentadas en información que no es verdad. “Es verdad: en momentos de
turbulencia social, política y económica, la gente busca en los medios una
orientación para su destino. Esto encierra una enorme responsabilidad para los
medios, pero a la vez un peligro para la opinión pública: la contaminación que
el poder hace en los medios y que puede impedir un relato objetivo de la
situación.”<!--[if !supportFootnotes]-->[9]<!--[endif]-->
Por ejemplo, el escenario
político de un país es uno de los más influenciados y afectados por la
veracidad de las noticias. Las personas eligen de acuerdo a lo que se diga en
la radio o en la televisión sobre los candidatos, así que si se publica algún
error de ellos o alguna acción que desvirtúe su imagen, los votantes cambiarán
su voto o por lo menos dudarán en algún momento sobre su decisión. Este tipo de
situaciones son las que originan en muchos casos los malos gobiernos en los
países, porque a los candidatos que presentan buenas propuestas o pretenden de
verdad iniciar reformas progresistas se les adjudican acciones que manchan su
nombre, y por lo tanto, su cantidad de votos es, finalmente, poca.
Pero esa capacidad
que posee la noticia de guiar a las personas en la toma de decisiones y por
tanto en la determinación del futuro de una nación no siempre trae malas
consecuencias. ¿Y cuándo sucede esto? Sucede cuando la noticia tiene un nivel
de contaminación mínimo o cuando únicamente responde a su función por
definición: informar. En estos casos, la noticia propicia un ambiente de
justicia y rectitud. Si se quiere entender más a fondo esta cualidad, pues
entonces veamos un ejemplo.
Como lo explica Verónica Neghme Echeverría<!--[if !supportFootnotes]-->[10]<!--[endif]-->,
en los inicios de la guerra de Vietnam el pueblo norteamericano apoyaba a su
gobierno en todas las medidas que éste tomaba, es decir, la opinión pública
estaba a favor del gobierno norteamericano. Sin embargo, una vez se iniciaron
las transmisiones por televisión en donde se mostraba la crueldad de los ataques,
las muertes, los heridos, los amputados y todas las horrendas situaciones que
se pueden dar en una guerra, la opinión pública se revirtió, y las personas
empezaron a criticar a su presidente y a todos los que le colaboraban en el
asunto de la guerra. Los resultados de esta reacción fueron: altos costos para
el gobierno norteamericano y el fin de la participación de EE.UU. en la guerra.
Ello refleja el poder que puede tener la noticia en cuanto a opinión pública se
refiere, siendo capaz de detener la participación de un país tan poderoso en un
enfrentamiento armado. Además, deja ver que la noticia posee las
características suficientes para fomentar aquellas actitudes que van en contra
de la desigualdad, la injusticia y la inconciencia. Desafortunadamente, cuando
la noticia realiza su función de forma correcta, los dirigentes y mandatarios,
si son corruptos, toman las medidas necesarias para que la información que
reciban las personas sea diferente a lo que en realidad sucede, y de esta forma
se vean favorecidas sus decisiones y acciones. Esto fue lo que sucedió en los
EE.UU., en donde, al darse cuenta del poder que tenían los noticieros,
limitaron y restringieron el tipo de información que se podía transmitir,
obviamente con el fin de ocultar las atrocidades que se cometían en la guerra.
Esta medida fue tomada en la guerra del Golfo de 1991
Finalmente, y de
acuerdo a todo lo anterior, se puede entonces afirmar con toda seguridad que la
noticia es una fuente inmensa de soluciones o de problemas dentro de una
sociedad, fuente de la que todas las personas toman y que en caso de estar
pura, quita la sed, y en caso de estar contaminada, afecta a todos en general.
En manos de
periodistas y reporteros están el futuro de las naciones, y si bien ellos
pueden escapar de culpas argumentando que son humanos y que el error hace parte
de los humanos, también deben aceptar responsabilidades al darse cuenta que la
ética también hace parte de los humanos y únicamente de los humanos, porque
ningún otro ser tiene la capacidad de elegir, es decir, ningún otro ser tiene libertad en la forma en
que nosotros la tenemos, y por eso mismo nadie más disfruta o sufre de la
consecuencia inmediata de la libertad, la responsabilidad.
BIBLIOGRAFÍA
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- Microsoft ® Encarta ® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
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<!--[endif]-->
<!--[if !supportFootnotes]-->[8]<!--[endif]--> NEGHME, Verónica. La influencia de los medios de
comunicación y de la opinión pública en la política internacional. Internet.
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<!--[if !supportFootnotes]-->[1]<!--[endif]--> MARTINI, Stella. Periodismo, noticia y noticiabilidad. Bogotá: ed.
Norma, 2000, pág. 22
<!--[if !supportFootnotes]-->[2]<!--[endif]--> Microsoft
® Encarta ® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los
derechos.
<!--[if !supportFootnotes]-->[3]<!--[endif]--> MARTINI, Stella. Periodismo, noticia y noticiabilidad. Bogotá: ed.
Norma, 2000, pág. 24
<!--[if !supportFootnotes]-->[4]<!--[endif]--> Ibíd. pág. 25
<!--[if !supportFootnotes]-->[5]<!--[endif]--> Ibíd., pág. 19
<!--[if !supportFootnotes]-->[6]<!--[endif]--> Ibíd. pág. 18
<!--[if !supportFootnotes]-->[7]<!--[endif]--> Ibíd., pág. 25
<!--[if !supportFootnotes]-->[8]<!--[endif]--> NEGHME, Verónica. La influencia de los medios de
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http://www.ugm.cl/institutos/ced/articulos/2005/J-VNE_Medios_Opinion_Pol-Inter.html.
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Consultado el 14 de octubre de 2007
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