EL ROCK NO IMPLICA SATANISMO
Muchas de las personas que se
consideran cultas y que creen tener en su mente los conceptos de “bien” y “mal”
comprendidos en su totalidad, juzgan a diestra y siniestra a cualquier persona
que use ropa diferente, que tenga otro aspecto, que escuche una música que no
sea la que pasan constantemente por la radio
o que practique una profesión no muy común. Estos sujetos son aquellos
que dan su impresión de una persona con solo verla durante diez segundos, y
hasta se atreven a determinar estados psicológicos de ella, actitudes,
profesión, problemas, situación económica, y muchas otras cosas más que en
realidad requieren de un conocimiento y
un tiempo mucho más extenso.
El rock, el metal y el punk tienen su
origen en Estados Unidos, con cantantes como Elvis Presley, Little Richard,
Chuck Berry, entre otros.[2].
Ya desde esos momentos se podía vislumbrar que este género no sería bien
aceptado, pues se hacían críticas constantes y muchas personas, adultas casi en
su totalidad, se mostraban en desacuerdo con aspectos tales como el baile que
llevaba a cabo Elvis en sus presentaciones, pues según ellos, éste era muy
erótico e incitaba al sexo desmedido.
Y es precisamente este contenido el
que le ha dado mala fama a todo lo que tiene una guitarra eléctrica
distorsionada y una batería, o que utiliza voces muy agudas o guturales. La
gente cree que como hay bandas que interpretan canciones centradas en este
tema, entonces todas las bandas de rock se interesan por el satanismo y piensan
que su principal objetivo es difundirlo. Si bien es cierto que el satanismo se
ha adentrado mucho en la sociedad, no se puede pensar que todos los géneros
aceptan esta temática para sus canciones.
Además el rock y el metal tienen una pelea cazada, antigua y obvia, con la religión, especialmente con la cristiana católica, ya que es la más difundida. Desde sus inicios el rock siempre ha sido criticado por la iglesia, pues ellos consideran que esos “sonidos” y esas letras son manifestaciones del diablo quien quiere perturbar a los seres humanos.
Y así como la iglesia no acepta esta música y considera que los
jóvenes o las personas que la escuchan van por mal camino, los adultos, en su
gran mayoría, tienen la misma concepción. Entre ellos se destacan
principalmente los padres de familia, pues son éstos los que siempre andan a la
defensiva en este tema, debido a que quieren mantener protegidos a sus hijos y
a que su educación estuvo muy fundamentada en los ideales de la iglesia, es
decir, piensan lo mismo que ella en cuanto a esta música. Si un padre escucha
una canción de rock, sin ser esta muy estruendosa, que también esté siendo oída
por su hijo, inmediatamente le viene a la mente la idea de que él puede estar
influenciado por el satanismo, o que puede estar consumiendo droga. Es como si
muchos de los padres fueran repelentes a cualquier tipo de música estrepitosa,
que contenga guitarras y baterías; ni siquiera se preocupan por escuchar qué es
lo que dice la canción, no importa si ésta habla del amor o la vida, simplemente,
como resultado de sus prejuicios, la condenan a muerte y la juzgan como algo
altamente pernicioso.
Aristóteles dijo: “La música tiene el
poder de formar el carácter de una persona”[3].
Esto es cierto, y por esto mismo no se debe ser tan precavido con todas las
bandas de rock. Si un joven de familia cristiana católica tiene claros los
conceptos acerca de la religión que le han transmitido en su hogar a lo largo
de toda su vida, entonces no tiene por qué peligrar al escuchar una canción en
la que le digan que el satanismo es el camino que se debe seguir, ya sea que la
canción lo diga directamente o a través de mensajes subliminales. Lo más
probable que ocurra en este caso es que, como al muchacho no le interesan las
canciones con contenido satánico, si le deben interesar bandas que en sus
letras hablen de sentimientos, de pensamientos, de situaciones dolorosas, de
problemas cotidianos, entre muchas otras cosas, lo que va a ocasionar que el
joven agregue nuevos elementos a su carácter, va a empezar a ser más consciente
de la vida, de sus dificultades, se va a dar cuenta que tal vez él es muy
afortunado al tener muchas cosas que otros no tienen, es decir, el joven va a
crecer en sus reflexiones y en sus pensamientos, aspecto que los adultos no son
capaces de ver, y debido a lo cual siguen con su concepto errado acerca del rock
y muchos de sus subgéneros, produciendo de esta manera continuos conflictos al
interior del hogar o en el colegio, los cuales no tienen fundamento, y que lo
único que hacen es producir riñas y ensuciar cada vez más el aspecto de esta
música.
El rock y muchas de sus derivaciones son
unas de las víctimas más frecuentemente heridas por el tipo de personas que se
mencionó anteriormente, pues ellas consideran todas las características de este
género musical como algo maligno y perverso; por ejemplo, si alguna de esas
personas ve a un hombre con el pelo largo, determina al instante que es un
drogadicto; si ese mismo hombre está vistiendo una camiseta negra y además
tiene el pelo largo, entonces es un satánico drogadicto; y si ese hombre,
además de todo lo anterior, le gusta ponerse aretes, entonces es calificado
como: satánico drogadicto homosexual.
Teniendo en cuenta todo lo anterior,
este ensayo será un abogado de aquél género musical nombrado en los párrafos
superiores, y su objetivo será aclarar que este tipo de música no implica la
presencia constante del satanismo, así como tampoco significa la difusión del
mismo.
Según Pat Boone, “el rock es como un
flautista encantador, pervertido, que conduce a toda una generación a la
destrucción”[1]. Esta
afirmación es bastante arriesgada, porque está calificando de pérfida a toda la
música rock en general. Tal vez este hombre no conoce grupos de Metal como
“Avantasia”, “Rata blanca”, “Kraken”, “Saratoga” o “Stratovarious”, que le
cantan al amor, a los problemas que existen en el mundo, a la vida, a la
búsqueda de un camino para llegar a la tranquilidad y la seguridad, a la
evasión de la desesperación, entre muchas otras cosas que no tienen nada que
ver con la destrucción y el satanismo.
A pesar de estos inconvenientes, el
rock siguió su evolución y años después se empezó a dividir en muchos
subgéneros, como el heavy metal, el power metal, el ghotic metal, cada uno con
características muy marcadas, aunque todavía manteniendo las bases del rock,
como lo eran los instrumentos musicales utilizados y algunas temáticas en las
canciones.
En este último aspecto, el que se
refiere a los temas tratados en el rock y en sus subgéneros, se puede decir que
éstos hurgan todos los ámbitos de los sentimientos, critican las situaciones
decadentes del mundo, hablan del amor y de la búsqueda de la felicidad, reflexionan
sobre la depresión y la tristeza, crean mundos fantásticos donde la perfección
es posible, se preguntan por la importancia de la vida y del mundo, convierten
en trascendentales las cosas triviales, y se cuestionan por los errores que ha
cometido la humanidad. Sin embargo, existen grupos de metal que no realizan sus
canciones en torno a estos temas, sino que se centran en uno muy diferente, el
satanismo.
Debido a este lado oscuro del rock y
el metal, la gente comete constantemente el error de calificar como satánicas
todas las bandas de este género; de lo que no se dan cuenta, es que en realidad
lo que están haciendo es causar una gran indisposición entre quienes escuchan
esta música y que además no están relacionados ni les interesa el satanismo.
Como consecuencia, estos últimos se defienden de las críticas, algunas veces de
una manera correcta, por medio del diálogo (aunque existen muchas personas que
se cierran en si mismas y no aceptan explicaciones, por lo cual es muy difícil
entablar un diálogo tranquilo con ellas), y otras veces por medio de agresiones
verbales. Sin embargo, la mayoría de las veces salen triunfadoras las personas
que creen que el rock es sólo satanismo, ya que si se actúa de forma adecuada y
se entabla un diálogo con ellas, en casi todos los casos éstas no toman una
actitud conciliadora y fingen no comprender, por lo cual los que escuchan esta
música se desesperan, elevan el tono de la voz y hacen reproches, con lo que le
dan argumentos a las otras personas para que digan que esos comportamientos son
resultado de escuchar ese tipo de música. Por otro lado, si se responde en
forma agresiva, entonces las otras personas van a decir lo mismo que en el caso
anterior. De esta forma se puede ver como el rock y el metal llevan todas las
de perder.
Además el rock y el metal tienen una pelea cazada, antigua y obvia, con la religión, especialmente con la cristiana católica, ya que es la más difundida. Desde sus inicios el rock siempre ha sido criticado por la iglesia, pues ellos consideran que esos “sonidos” y esas letras son manifestaciones del diablo quien quiere perturbar a los seres humanos.
Y es en este punto en donde se
produce la discusión entre padres e hijos, pues éstos últimos, en el caso de
que de verdad no estén involucrados en un ambiente satánico, se dan cuenta de
la injusticia que se está produciendo y entran a defender sus gustos, ya que el
rock no es para ellos algo superficial, sino que es un medio de expresión, tal
y como dice la canción de Saratoga llamada “Heavy Metal”, es una música con la
cual se identifican y en la que encuentran reflejados muchos de los
sentimientos y situaciones que viven a diario; también puede ser que
simplemente el ritmo y la melodía les llame mucho la atención. En todo caso,
cuando los adultos atacan al rock o al metal sin conocer a cabalidad la
canción, el grupo, o el entorno de esta música, están al mismo tiempo atacando
a los jóvenes que la escuchan, les están diciendo que se música es mala, sin
tener los argumentos suficientes para hacerlo, están señalando su música como
basura, como algo siniestro que no sirve sino para producir daño. El error de
muchos adultos está en la generalización, pues consideran a todas las bandas de
rock como satánicas; si ven una banda con trajes negros, entonces eso significa
que adoran al diablo; si un grupo utiliza un logo o una imagen oscura,
misteriosa, o una figura no muy bella sino más bien fea, entonces los adultos
también la definen como satánica.
[1] BOONE, Pat. The
roots of Rock´n Roll. Citado por
VILLEGAS NARANJO, Germán. Al Borde del Abismo. Bogotá, Colombia, Instituto
Misionero Hijas de San Pablo, mayo 2002, pág. 56.
[3] ARISTÓTELES. Citado por
VILLEGAS NARANJO, Germán. Al Borde del Abismo. Bogotá, Colombia, Instituto
Misionero Hijas de San Pablo, mayo 2002, p
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